Countdown
Quedan unas horas para el viaje Madrid-Gijón-Paris. Me han enrolado en esta travesía, bueno, he sido yo solita.
Definitivamente creo en el mal de ojo. Creo que alguien me lo ha echado. Ayer. Un coche con poco kilometraje. Nacional IV. Un ruido extraño del motor. Pierde fuerza. Paro en una isleta. Muy peligroso. Se incorporan muchos camiones. A duras penas llegamos a la vía de servicio. Lluvia. Herramientas en el maletero. Una fábrica esperando. Un rumano como copiloto. Con papeles, claro. Nervios. Llamadas de clientes. Un mensaje festivo. Espera a otro compañero para que se lleve las herramientas, y al rumano. Un baño desesperadamente. Pasan 3 horas. Llega el compañero. Trasvase. Llamada a la grúa. En 15 minutos están. Llamada al taller hasta finales de enero. No me cogen el coche. Insisto. Me lo cogen el jueves. Insisto. Discusión porque en la factura del viernes han reflejado algo que dicen que ahora no han hecho. Sale por defecto, me dice el interlocutor. Mi voz de pocos amigos. Me lo cogen al momento. Llega la grúa. Un muchacho de ojos azules y morritos. Me da conversación. Hip-Hop en la grúa. Recepción del coche. Pérdida de aceite. No arranca. El viernes estuvo en el taller y todo era normal. El sábado cuando lo recogí, empezaron a suceder cosas extrañas. ¿Casualidad?. Espero que no se haya dañado el motor. Sólo espero eso. Responsabilidades. Un bocadillo de tortilla y salmón. Un baño, al fin.
Soulwax y sus instrumentos.
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