Más vacaciones
Siguen mis vacaciones anodinas.
Camino entre los surcos de tierra. Miro a mi izquierda, viñedos. Miro a mi derecha, viñedos. Comienza a lloviznar en el día de hoy. Una tregua que no acaba. Me siento como Ángela Chaning o Chase Gioberti con su producción vitivinícola.
Hace unos días conocí al suegro de mi hermana. Le inspiré confianza y me proporcionó una conversación de una hora y media. Al día siguiente, me vino a buscar para ir a los encierros con caballo. Dice que lo hace porque sabe que me gusta y para entretenerme. Claro, siempre me ve viajando, leyendo y viendo cine. Hoy, me acompañó a pasar la itv al vehículo, en detrimento de su paseo por los pinares. Me dejó en el asiento trasero una película de Ridley Scott, El reino de los cielos. Un nuevo cinema supplier.
Esta tarde, como todas las tardes de la semana, hice la visita a Catherine. Me cuenta cómo pasó su noche y cómo pasó su día. Me cuenta las cosas cotidianas de la vida de un anciano. Me saca dos bolsos. Uno alargado negro, en cuyo interior descubro un par de guantes de cuero y un velo negro de encaje. En el otro bolso, de piel negra de serpiente descubro unos guantes de lycra y unas monedas. Me llevo el bolso de piel de serpiente y los guantes de cuero, ya haremos algo con ellos. Me estaba imaginando preparando el golpe de Atraco a las tres.
Arguiñano me fascina, su nueva cocina y su estar. Ayer, nos preparó unas judías con pimiento acompañadas de croquetas de pan y jamón. Estaban deliciosas. Los domingos por la mañana, conecto el televisor de forma inconsciente. Tenemos a Christian y su bricolaje. Aunque, el que me mola es el jardinero, Íñigo. Tengo debilidad por los vascos.
Nueve cartas a Berta no se puede dejar escapar. Un muchacho en etapa universitaria se enfrenta a su familia, sus ideas, su amor, las mujeres, el deseo y los camaradas. Previsión de lo que sucedería en el ámbito universitario años más tarde en Europa. Salamanca, como siempre, elegante, pedregosa y solitaria. Mi tierra.
Buenos propósitos
No estar con nadie
que no desee realmente estar conmigo
(aprender a decir “no” con claridad y sin miedo).
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